calvinismo [
cal-vi-nis-mo]
[sustantivo masculino]
Conjunto de doctrinas teológicas debidas a Jean
Calvin.
Se le ha considerado con frecuencia el
punto de
partida de las comunidades religiosas “reformadas”.
Se distingue claramente
del luteranismo y el
anglicanismo.
Se le llama también iglesia reformada. Coincide en
general con la
ideología del protestantismo,
del cual discrepa en la
interpretación de la
predestinación, en el
concepto de la
vida ética y político-social, y en las formas
del culto. La
fuente básica del c. es
Institutio christianae religionis, obra de
su fundador. La
sabiduría auténtica consiste en el
conocimiento de
Dios y de nosotros mismos. El
primero se logra de dos modos:
mediante la
comprensión de
lo creado y
del orden providencial que
lo rige. El
hombre se conoce a
sí mismo con la
lectura de la Biblia;
pero no alcanzan
tal beneficio más que los predestinados,
por medio de la iluminación
interior, o de la
conciencia, debida al
Espíritu Santo. La
salvación no se logra
con las obras,
sino con la
fe,
don gratuito que
Dios concede a
sus elegidos
por decreto de
su voluntad inescrutable. Los sacramentos
son signos exteriores instituidos
por Jesucristo, o símbolos,
para que los fieles testimonien
su piedad y lleguen a conocerle.
Sólo se admiten el
bautismo y la
Cena del Señor. El c.
no reconoce la
jerarquía,
ni al
sumo pontífice,
ni,
por consiguiente, a la
iglesia católica romana.
Acepta el
sacerdocio universal de los creyentes, cuyas alabanzas a
Dios representan el
sacrificio litúrgico. El
Estado, de
derecho divino, tiene la
misión de
fomentar la prosperidad;
como está
subordinado al
bien espiritual, depende de la
Iglesia, a la que
ha de
defender extirpando la
idolatría y luchando
contra cuanto dificulte la instauración
del reino de
Cristo. El c. puede
ser considerado como expresión religiosa del cambio de las condiciones económicas producido a
partir de la
Baja Edad Media:
aumento del poder de la
burguesía urbana, desarrollo
del capitalismo comercial. El c. favorece la
especulación económica:
Calvin no tuvo
una actitud negativa hacia el
trabajo, y consideró el
dinero (“recompensa económica”)
como uno de los signos divinos de
predestinación. Estos principios estimularon la
aparición de iglesias nacionales y estatales. El c.
se extendió
sobre todo por Suiza, Francia (hugonotes),
Holanda, el Palatinado, Hungría, Inglaterra (puritanos) y Escocia (presbiterianos).
[sustantivo masculino]
Herejía de
Calvino. que negaba la
presencia de
Cristo en la
Eucaristía.
Más información: